viernes, 16 de febrero de 2018

Reflexiones sobre El Aleph

El Aleph de Jorge Luis Borges fue la lectura escogida para el club Pickwick para los meses de enero y febrero de 2018. El Aleph es un conjunto de relatos cortos en los que Borges juega con el lenguaje para explorar temas como la religión, el conocimiento, la muerte, la mitología, la filosofía...

He tenido una relación de altibajos con este libro. Algunos relatos me han gustado, debo confesar que en su mayoría, aquéllos que tenían un estilo narrativo más "clásico". Otros relatos donde abundaba un lenguaje plagado de metáforas y recursos lingüísticos reales e inventados por el propio Borges conseguían confundirme, agobiarme e incluso aburrirme.

Terminé el libro con una sensación de bastante indiferencia y, si bien algunos relatos me gustaron, ninguno consiguió marcarme en modo alguno y al terminarlo y pasar un par de semanas apenas recordaba los títulos o el contenido de la mayoría de ellos.

Sin embargo, tras las impresiones compartidas con otras compañeras que habían leído el libro me he dado cuenta de que quizá mi aproximación al libro y mi desenvolvimiento con el mismo ha jugado en mi contra a la hora de poder disfrutarlo.

Este no es un libro convencional. Probablmente no podría ser catalogado en ninguna categoría con total acierto. ¿Son relatos con tintes biográficos, filosóficos, fantásticos, metafísicos...? Desde luego la etiqueta que mejor se ajusta a esta obra, aunque dudo que pueda ser etiquetada en ninguna categoría, es la de "realismo mágico". Hay parte de magia, parte de realidad, y parte de esa magia es real y también inventada. En consecuencia, a la hora de acometer la lectura de este libro creo que es mejor, en vez de intentar seguir o entender las historias que en él se cuentan, sumergirse en un viaje de palabras, mitos y auras difusas, sin esperar resultados palpables, con la esperanza de que algo cale en la persona. De esta manera, seguro que calará.


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